Música Judía
Dentro de la Música Judía podemos encontrar dos géneros perfectamente identificables: el religioso y el popular-folklórico.
En primer lugar habría que mencionar la antigua música religiosa judía, que adoptó diversas formas a lo largo de su desarrollo:
- El Canto de los Salmos desarrollado en la época del 1º Templo (construido el año 950 a.C.).
- El Canto antifonal de los Salmos instaurado en la época del 2º Templo (construido el 516 a.C.) cuando se retomó la tradición musical de los levitas pero esta vez incluyendo la participación de la congregación.
- La Cantilación de las Sagradas Escrituras (la Biblia), desde la época del 2º Templo, pero sobre todo en el momento en que las Sinagogas cobraron más protagonismo, luego de la destrucción de dicho Templo en el año 70 d.C.
- La Cantilena de Oraciones, desarrolladas básicamente en las Sinagogas en el período siguiente a la destrucción del 2º Templo.
Posteriormente, producto de la diáspora judía hacia diversas regiones de Asia y de lo que ahora es Europa, surgieron tres géneros diferenciados, con características propias y elementos culturales estrechamente asociados a las regiones donde se establecieron:
La Música Sefardí (o Sefardita).- es la música desarrollada por la comunidad “sefardita”, conformada por aquellos judíos que llegaron a la Peninsula Ibérica y al Norte de Africa entre el siglo IV y XV, y sus descendientes. El nombre proviene de la Biblia (Abdías 19-20) donde se alude a esta región (la Peninsula Ibércia) con la palabra Sefarad.
El idioma de los sefardíes se denominaba ladino y era una mezcla de hebreo con español. Tanto la música como su idioma llegaron a absorber durante los siglos, las diversas tradiciones musicales e idiomas de los diferentes países donde se establecieron, recibiendo principalmente la influencia de la sociedad española y árabe, con quienes cohabitaron.
La Música Asquenazí (o Asquenaz).- es la música correspondiente a la comunidad “asquenazí”, conformada por los judíos que llegaron al Norte, Centro y Este de Europa, y sus descendientes. En la Biblia (Génesis 10,3) Asquenaz es el nombre de uno de los bisnietos de Noé, y durante el siglo X d.C., fue el nombre hebreo que los judíos utilizaron para denominar a Alemania, lugar donde comenzaba a surgir una comunidad judía muy fuerte.
La música de los asquenazíes es cantada en yiddish, una mezcla de hebreo con alemán y otras lenguas de Europa Oriental. Dentro de esta música se desarrollaron varios estilos:
- El Klesmer
- El Freilach
- El Bulgar
- El Jassídico
- Etc.
En una entrada posterior trataremos estos estilos con más amplitud.
La Música Mizrahi.- es la música de los judíos que llegaron a Babilonia, y principalmente a Yemen. Actualmente viven entre las culturas árabes de Yemen, Israel, Egipto, Jordania, Siria, Líbano, Irak, Irán e incluso India. Mizrahi significa “Oriente”.
El idioma de ellos es el hebreo pero a veces utilizan también el árabe o arameo. Su música con frecuencia se la clasifica dentro de la sefardí, sin embargo tiene diferentes antecedentes históricos y culturales (no hay p.e. influencias españolas ni uso del ladino). Su aroma es netamente del Oriente Medio, siendo la voz un elemento central, sobre todo en la música de los judíos de Yemen.
Finalmente se podría mencionar también a un género adicional conformado por la música folklórica desarrollada por aquellos judíos que permanecieron en Israel, y que fueron una minoría comparados con aquellos que salieron con la diáspora.
Música Sefardí
La música sefaradí es distintiva de esta comunidad judía proveniente en la Península Ibérica. Hay tres tipos de canciones sefaradíes: las canciones de actualidad y entretenimiento, el romance y las canciones espirituales o ceremoniales. Sus letras pueden estar escritas en hebreo (sobre todo las religiosas) y en judeoespañol. Tras la expulsión de los judíos de España y Portugal, esta música se propagó desde la Península Ibérica por Marruecos y a varias partes del Imperio otomano, como Turquía, Grecia, Jerusalén, los Balcanes y Egipto. También por parte de Hispanoamérica, como en la Argentina. La música sefaradí se adaptó a cada uno de estos lugares. Asimiló los tonos agudos del norte de África, incluyendo su típico ulular, los ritmos de los Balcanes.
Música Israelí
La música de Israel es la combinación de la música judía y de la música no judía que se ha reunido en el estado de Israel. Esta música es una parte integral de la identidad nacional israelí. Durante más de 100 años los músicos israelíes han buscado elementos estilísticos que definan el espíritu nacional. Además de crear un estilo israelí, los músicos de Israel han hecho contribuciones significativas a la musica clásica, jazz, pop rock y de otros géneros. Desde la década de 1970 ha habido un florecimiento musical en Israel, con importancia tanto nacional como internacional. Muchos de los grandes intérpretes de música clásica son israelíes. Además obras de compositores clásicos israelíes forman parte del repertorio de las principales orquestas de todo el mundo.
Música Jasídica
Muchas melodías jasídicas y klezmer han encontrado su lugar en la música de Israel. La música klezmer llegó a Palestina a principios del siglo 20 de manos de los inmigrantes europeos. La letra de algunas canciones fueron traducidas del yidis al hebreo. Un ejemplo de ello es Numi Numi (Duerme mi niño), una canción compuesta por Joel Engel, con letra de Yehiel Heilprin, en la que tomó como base una canción de cuna jasídica.
Música Hebrea
Cada pueblo ha utilizado el sonido de manera que ha diseñado sus propias escalas musicales: Diatónica-Pentatónica - 1/4 de tono (Babilónica) - 1/8 de tono (A. S.) - Dodecafónica (de la que Schönberg, músico judío, fue su creador) y otras muchas… Con ellas crearon distintos lenguajes musicales con los que expresar sus emociones.
Los hebreos tuvieron su propio sistema musical, de tradición semítica, e incluso llegaron a tener influencia persa y fenicia, deducible por el nombre de algunos de sus instrumentos, por ejemplo el kinnor (arpa triangular).
La música en la cultura hebrea tenía un papel de extrema importancia en el culto. De este modo se crea una cultura religiosa cantada monódicamente, es decir, sin instrumentos, y si los lleva en ocasiones es para anunciar el Rosh Hashaná, el Iom Kipur, y los instrumentos son: la shofar (en Jericó) y la hasosra (trompa y trompetas).
En la liturgia aparecen nuevas formas, como son las cantinelas y los salmos. Los salmos, compuestos por el rey David, son cantos tanto de dolor como de alegría. El más evocador y patético es el Salmo 22, que empieza: “Eloai, Eloai... ¿laura sabactani? Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?”; salmo que será muy repetido por los judíos siglos más tarde ante las persecuciones de la Europa central, incluyendo la Shoah.
También hay testimonios escritos sobre cantos de carácter popular, ejemplo: El canto del pozo, Cantos de guerra, Cantos de Miriam y Débora… Estos cantos solían acompañarse de instrumentos específicos como: ugav, kinnor, tof, jatsotsera, jalil...
Con la caída del Primer Templo (586 a.E.C.) la música se tambalea, es a raíz de ello que se instituye la sinagoga como centro religioso y educativo de todas las tribus (a excepción de la de Judá), se encargará la trascripción de la Torá y adoptarán nuevas formas musicales, como son las alternancias de coros y solistas (influencia de los pueblos semíticos más antiguos).
Tras la conquista de Alejandro el Magno en el 322 a.E.C., la música judía se enriquece, pues recibe la influencia helenística y adopta la escala diatónica adaptándola a la judía, como consecuencia surge una hermosa combinación (quedan vestigios de ello en composiciones de judíos yemenitas).
Después de la caída del Segundo Templo en el 70 E.C., se codifica el Talmud y aparece una nueva Liturgia basada en la lectura de las escrituras. Esta música fue confiada a los levitas, grupo de 288 cantores e instrumentistas, organizados en 24 conjuntos de 12 miembros que participaban en todas las ceremonias cotidianas y grandes festividades.
Estos desarrollaron un sistema musical que recibió el nombre de Ta amim (acentos) que más tarde serán asimilados por el Gregoriano con el nombre de Neumas.
Hacia el primer milenio la música judía sufre una separación debido a la diáspora. A partir de estos momentos podemos hacer una clasificación y dividirla en tres tradiciones principales, basadas precisamente en las migraciones y su distribución geográfica. Son:
Tradición oriental: Que incluye la música de los judíos del Yemen, Irak, Persia, Siria y Palestina.
Tradición sefardí: Basada originalmente en la Península Ibérica y que en el siglo XV se dispersará hacia el N. de África, Italia, Grecia, Turquía, Holanda.
Tradición asquenazí: Incluye a los judíos de Alemania, Austria y Europa Central.
Las diferencias entre ellas se corresponden con las diferencias en la cultura, costumbre y prácticas religiosas. Así pues la asquenazí recibirá la influencia de la cultura musical europea; la sefardí de la música árabe y turca; y la oriental, de las melodías de Oriente Medio.
Dentro de ellas hay divisiones y subtradiciones; por ejemplo, la música de pequeñas comunidades como los samaritanos de la orilla este, los falasha de Etiopía o los judíos indios de Cochin.
Pero, a pesar de sus diferencias, todas comparten elementos unificadores. Todos los judíos cantan los mismos textos bíblicos en hebreo (en ocasiones en arameo) y tienen en común numerosos textos post bíblicos (la mayoría de las comunidades cantan también canciones en lenguas vernáculas como judeo-árabe, ladino o yiddish (dialecto germano medieval). Aunque son importantes las diferencias litúrgicas entre tradiciones, no obstante, los contextos litúrgicos son los mismos en todas partes y los marcos sociales para la música, y la música para estos marcos sociales, suelen ser similares en todas las tradiciones.{mospagebreak}
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